¿Y si despertaras antes que tu ego? Decidir con conciencia propia
El cometido de esta web, de cada idea que comparto, de mis reflexiones, mis mitos cotidianos, mi cuaderno del trayecto es si sobre minimalismo.
Sobre un minimalismo que va más allá de quitar cosas de casa o cambiar hábitos de consumo.
Hablamos sobre el minimalismo de limpiar «ideas que interceptan el trayecto», «pensamientos establecidos que ya no encajan ni combinan», el de traer para dentro de casas cosas bellas, cosas que embellezcan nuestras vidas y sobre como vivir cada día una agenda simple y minimalista creada a nuestra medida.
Cómo tomar decisiones más conscientes, sin que el ego nos dirija
Hoy estoy pensando en lo poco que usamos el libre albedrío.
O tal vez sí lo usamos… pero sin darnos cuenta.
Todo el tiempo estamos tomando decisiones. Algunas diminutas, otras grandes. Algunas automáticas, otras más conscientes. Pero aun cuando “creemos” que renunciamos a decidir, seguimos eligiendo. Lo interesante —y casi nadie lo menciona— es que vivimos en el reino de las infinitas posibilidades. Y esto no es una frase de autoayuda; es ciencia.
El problema es que rara vez lo tenemos presente. Y cuando elegimos, lo hacemos sin darnos cuenta de que podríamos haberlo hecho de otra manera. Siempre hay otra opción. Podemos pensar, sentir y actuar distinto. Siempre.
A veces tememos que si ejercemos nuestra libertad plena, caeremos en el egoísmo o la irresponsabilidad. Pero no estoy hablando de hacer lo que se nos da la gana sin consecuencias. Estoy hablando de elegir desde y hacia la mejor parte de cada uno de nosotros.
¿Cuántos creemos que somos libres cuando, en realidad, nos movemos como un conjunto de hábitos, deberes y automatismos?
La identidad es un pensamiento, y los pensamientos pueden cambiarse
Antes incluso de abrir los ojos, solemos escanear nuestra “realidad”, ubicarnos en nuestro rol y comenzar el día como si fuésemos el personaje de siempre. Activamos el piloto automático y dejamos que quien creemos que somos haga lo que “tiene que hacer”.
Pero… ¿y si mañana no lo hiciéramos?

¿Y si, apenas despertar, lográramos estar un segundo antes que el ego?
Ese instante en el que todavía no nos contamos quiénes somos, ni lo que debemos, ni lo que se espera. Un espacio de conciencia pura. ¿Y si desde ahí empezáramos a elegir distinto?
La identidad es un pensamiento. Y los pensamientos pueden cambiarse.
Ahí está la clave: podemos elegir. En todo momento podemos elegir un pensamiento, y también soltarlo.
Hace unos días escuché a la psicóloga Patricia Ramírez decir algo que me encantó. Hablaba de la diferencia entre pensar:
“Ese estúpido que me toca bocina me está arruinando el día”
y pensar:
“Tal vez está llevando a su mujer a parir.”
No sabemos la verdad. Pero sí sabemos qué pensamiento nos hace sentir mejor.
Esa es una forma simple —y muy poderosa— de ejercer el libre albedrío.